martes, 14 de junio de 2016

La famosa Trombofilia

Recuerdo que cuando empecé a bucear en los blogs de BabyCenter... siempre había una chica que a cada una de nosotras que había perdido un bebé nos recomendaba realizarnos el estudio de trombofilia.
Era obvio que yo no lo tenía, mi primer bebé murió por problemas de cordón en la semana 28, la segunda nació sana, el tercero se fue demasiado temprano y la cuarta nació en la semana 36 con bajo peso, sin líquido amniótico y placenta avegentada de 41 semanas. Eran casos aislados y completamente diferentes. Yo podría quedar embarazada y cada caso (embarazo) fue único (como suelen decir). Además no había tenído mas de 2 abortos espontáneos...

Pero un día fui al doctor. Con mi marido en algún momento pensamos en tener un tercero (antes que nazca nuestra segunda nena). Pero ya él estaba convencido que la familia estaba completa y que no era lógico pasar otro embarazo angustiados, ni hablar de cómo aumentarían nuestros gastos y si podríamos afrontarlos. Yo le dije.. antes de conversar el tema voy a ver qué me dice el obstetra desde su punto médico. Y fui.
Me dijo que viendo mi historial, antes de dar su opinión, me derivó a una especialista en trombofilia.

Tardé un año en ir. Miedos. Realidades. Finales de camino. Cosas que no quería escuchar ni enfrentar.
Finalmente fui, me hice los estudios, y los resultados tardaron un mes (igual no tenía apuro). El resultado: trombofilia adquirida.
Si quiero tener hijos tengo un 20% de probabilidades de que salga todo bien (es decir que mis dos hijas son casi un milagro).
Con aspirina aumento las probabilidades a 40%. Y con heparina a un 70% como cualquier mujer sana.
Si viajo en avión me tengo que inyectar, idem en las cirugias. No puedo usar anticonceptivos, etc, etc.

La gran pregunta ¿por qué no antes? ¿por qué se tuvo que morir? ¿por qué tengo que vivir con su recuerdo y su ausencia?... se podría haber evitado entonces...

Todos dicen.. un tercero ¿para qué? para sentir sus pataditas y como crece, ver y sentir como crece la panza, tener un embarazo normal, para verlo crecer y como bosteza y abre sus ojitos, como toma mi dedo con su dedito, con su olorcito a bebé, con sus llantos, sus cólicos, con su primera sonrisa, su primer baño, con su calorcito de bebé, enseñarle a comer, a caminar...  y hasta amar a sus hermanas. Para creer.

También todos dicen... si tuvieras un tercero...  ¿cómo sabés que no vas a querer un cuarto? Eso es otra cosa.. como mucho para mi, pero bue.

Mi marido sigue pensando igual. Yo emocialmente no, pero racionalmente coincido.

Tengo 40 años.