miércoles, 15 de enero de 2014

Otro Aniversario de su Muerte

Hoy 15 de enero... ya pasaron 4 años. No quiero pensar en qué edad tendría porque él siempre será un bebé.. un angelito, sin edad, sin muchos recuerdos vividos, sin llantos ni sonrisas.
 
Su recuerdo me acompaña en toda mi vida, en todo momento. Aunque a veces lo reserve solo para mi cuando la gente me dice "¿ahora vas a ir por el varón?"... no puedo contestarles que falleció y está en el cementerio porque eso es muy duro. Entonces solo sonrío falsamente.
 
Muchas veces pienso en cómo se vería... pero no necesité verlo con mis ojos para amarlo. El siempre será mi bebé y así quiero recordarlo siempre. Cuando nos dijeron que estaba muerto también nos dijeron que estaba macerado y como además nos habían dicho que tenía edema facial, torácico y abdominal no quise quedarme en una imagen tan dura...  sino con la idea de que era un bebé.. un angelito hermoso como se venía en las ecografías.
 
Hijo.. todos los años pienso en ti. Quisiera poder escribir algo hermoso que represente lo que siento hoy. Pero lo único que me sale es GRACIAS.
- Gracias por pasar por mi vida
- Gracias por compartir 28 hermosas semanas conmigo
- Gracias por mostrarme lo que realmente es importante
- Gracias por enseñarme que no tengo el control
- Gracias por ayudarme a crecer emocionalmente
- Gracias por dejarme el mensaje de no vivir por los demás, que los demás no son mi felicidad, sino que la creo yo misma al amar a los demás
- Gracias por llevarme hacia un camino de compresión y ayuda a los demás
- Gracias por ser parte de mi vida
- Gracias por ser mi hijo

Siempre te recordaré con lágrimas en los ojos, pero con amor en el corazón.
 

lunes, 13 de enero de 2014

Cuando los Miedos se Hacen Realidad

El otro día escribí sobre el miedo pero hoy quiero escribir sobre qué me pasó cuando mis miedos se volvieron realidad.
 
Era la semana 36 y tenía una ecografía y un doppler de rutina. Era de rutina por los antecedentes ya que este embarazo no tuvo mayores complicaciones que las pérdidas desde la semana 7 hasta la 16.
El mes anterior ya nos habíamos hecho los mismos estudios y todo estaba ok.
 
Primero tuvimos el doppler y nos volvió a atender el director del área ya que la especialista continuaba con licencia por enfermedad (se había quebrado un pié). El tipo, un capo. Fue una de las pocas personas que cuando la primera vez le conté mi historia obstétrica (como él la llamaba) me pregunto.. "Y vos mamá.. como estás ahora?" y además agregó "Pero pucha!" refiriéndose a la muerte de nuestro primer bebé. No dijo mucho mas, pero me sentí entendida.
Cuando nos pregunto por qué nos habían enviado el estudio, recordó nuestra historia. Y comenzó a realizar el doppler con su asistente.
 
Pero en un momento su cara cambió. Y supe que algo estaba muy mal.
 
Dijo que el líquido amniótico estaba bajo y me preguntó si no me habían aplicado la inyección para la maduración de los pulmones. Le comenté que me habían aplicado Celestone Cronodose dos días atrás por una fluxión hemorroidal. Se puso tan contento que casi abrazó a su colega.
Me pidió el teléfono del obstetra ya que él le informaría...
 
Mas tarde me dijo "Hablá con tu médico, él te va a explicar. Te deseo lo mejor y tranquila que todo va a salir bien". No hizo falta que dijera mas... cuando hablé con mi obstetra lo confirmé "Mari, hay que sacarlo hoy. No es urgente pero no podemos dejar que pase de hoy. Tiene que ser por cesárea."
 
A las dos horas estaba en la puerta del quirófano para la cesárea pensando no en mi miedo al bajo líquido, ni el postoperatorio, ni nada de eso. Ya no había tiempo para esos miedos porque ya estaban ahí, no era el futuro sino el ahora. Además tenía otra cosa en mente, una muy grande y muy importante: la salud / vida de mi beba Ana Lucía. Por mas que el miedo estuviera ahí yo no podía hacer nada. No podía salir corriendo o esconderme porque sino no nacería mi hija. Tenía que "enfrentar al lobo", pase lo que pase. Respiré hondo y lo enfrenté... 
 
Ana Lucía nació el viernes 13 de diciembre de 2013 a las 16:05, en el día de Santa Lucía. Era la semana 36.4 y pesó 2,379. En solo cuatro horas estabilizó su temperatura y su respiración. Desde que era un par de células pequeñas es una luchadora. Es inquieta, le gusta estar en brazos y es comilona. Y es una sana y feliz bebé.
 
Bienvenida Ana Lucía  ¡Te amo con mi corazón hija! y estoy feliz por este mes de vida juntas :)


 
 

lunes, 6 de enero de 2014

La Receta del Médico

Después de la muerte de mi bebé mucha gente que había pasado por algo similar me contaba sus experiencias. Aquí les quiero compartir una de un amigo.
 
El es el quinto hijo de un sexto embarazo. Recuerda que una de sus hermanas mas grandes siempre le decía que él era "la receta del médico". Era como que tenia un nuevo sobrenombre porque ella siempre lo llamaba así. El era pequeño y no entendía muy bien por qué se lo decía.
El tiempo fue pasando y cuando fue él un poco mas grande le contaron una historia que unió todas sus experiencias hasta el momento y que todo a partir de ahí tuvo sentido.
Su mamá había perdido un embarazo avanzado antes de su nacimiento. Ella estuvo mucho tiempo deprimida y triste. Muy muy triste que ni la sonrisa de sus otros hijos la animaba, no podía olvidar ni sanar su corazón. Su marido (el papá de mi amigo) ya no sabía que hacer y no quería verla así mas. Un día acudió desesperado al médico a buscar consejo porque ella no mejoraba y no podía salir del pozo donde se encontraba. Le dijo "¿Qué puedo hacer para que ella se sienta mejor?" y el médico le respondió "Tengan otro hijo". Así fue como nació mi amigo. Y por esto su hermana que era un poco mayor, sin querer lastimarlo porque era chica ella también, lo llamaba la "receta del médico".
 
Otro hijo no nos ayuda a olvidar pero a veces nos da esperanza y nos reconecta con el amor. Nos ayuda a focalizar en lo importante y nos da energías renovadas para seguir adelante.
 
Su mamá nunca olvidó aquel hijo que murió pero con la llegada de mi amigo pudo aprender a vivir de nuevo.
 

jueves, 2 de enero de 2014

Una Historia sobre La Cruz que Llevamos


Un joven, que no sabía qué hacer con tantos problemas, oraba en su cama, y así cayó en un profundo sueño.
En sus sueños él ve a Dios, y le dice: “Señor, no puedo seguir, mi cruz es demasiado pesada”.
El Señor, lo lleva ante un ángel, el cual le muestra una opción y le dice:
“Joven, si no puedes llevar el peso de tu cruz, puedes guardarla dentro de esa habitación que ves ahí. Después, escoge de entre todas las demás cruces que ahí se encuentran, la cruz que tu quieras”.
El joven suspiró aliviado.
-“Gracias”, dijo, e hizo como le indicó el ángel. Entró a la habitación y entregó allí su cruz y continuó su recorrido a través de toda esa enorme habitación buscando una cruz que le viniera más cómoda de llevar. Vio muchas cruces, algunas tan grandes que no les podía ver la parte de arriba, pero siguió su búsqueda por la habitación que pareciera no tener fin, probó toda clase de cruces que ahí se encontraban.
Algunas fueron muy pesadas, otras tan pequeñas que le parecían muy fáciles de sobrellevar, y él no quería decepcionar al Señor, así que siguió caminando hasta que vio una cruz apoyada en un extremo de la habitación, al probarla sintió que le quedaba muy bien, no era ligera y sin embargo no pesaba demasiado, así que decidió tomarla con un poco de esfuerzo…se la acomodó a su espalda y buscó al ángel.
“Angel”, susurró, “quisiera ésta”.
El ángel empezó a exclamar algunas palabras, pero el Señor se dirigió al joven diciéndole:
-“Hijo mío, no existe mejor elección, felicidades”. -El joven se retiró lleno de alegría.
El ángel le dijo a Dios:
“Pero Señor, el joven se lleva la misma cruz con la que llegó aquí.” 

Todo toma su tiempo, tal vez mas adelante esta historia les cambie el sentido como lo siento yo.
 
Aún me duele el corazón porque mi bebé murió, pero no cambiaría nada de lo que pasó ya que ese bebé pasó por mi vida... sino seguramente no lo hubiese conocido ni hubiese llegado aquí yo hoy.
 
 
"Image courtesy of africa / FreeDigitalPhotos.net"