sábado, 22 de febrero de 2014

Cuatro Pasos hacia un Duelo Satisfactorio

1. Aceptar la muerte

Seguramente es lo mas duro que nos pasó en la vida pero debemos aceptar los hechos: el bebé se murió y no va a regresar. Puede ser que lo entendamos pero otra cosa es que lo aceptemos. Esta etapa puede durar hasta un año: llorando y negando lo que pasó. Aceptá que llevará un tiempo, es normal. 
 
Probá hablar de lo sucedido. Compartí tu dolor. Realizá un ritual de despedida. Creá una memoria. Todo suma a que de a poco vayas aceptando la muerte y comenzarás a sentir que está llegando el momento de decir “adiós”.  
Vivir a fondo el sufrimiento nos ayuda a curarlo. Hay que sacarlo afuera y cada persona debe encontrar la forma, si es compartiéndolo con la familia, amigos o personas que hayan pasado por algo parecido; en forma pública o privada.
 
2.  Vivir sin él

Además de vivir el duelo, aceptando lo que pasó también hay que aprender a seguir viviendo sin esa personita. Un pasito por día. Volver a relacionarse con la familia y los amigos desde otro lugar y no desde el dolor. Tal vez con cosas cotidianas y recreativas. O probando actividades nuevas que nos ayuden a distraernos, despegar la mente y focalizarnos en otras cosas.
Al realizar un duelo satisfactorio nos permitimos volver a vivir, a tomar decisiones, a realizar nuestras tareas cotidianas, a relacionarnos con los otros y a encontrarnos con un nuevo yo en un nuevo mundo.


3. Volver a vivir

Y un día sentimos que llegó el momento de decir “adiós”, de dejar ir a ese angelito para que descanse en paz y decirle “hola” a nuestra nueva vida con sus nuevas posibilidades.
 
Nunca lo olvidaremos y no está mal querer volver a ser felices, volver a reírnos, volver a amar y a disfrutar.
Tampoco está mal querer tener otro bebé porque nunca podrá ser reemplazado. Es solo que nuestro amor es tan pero tan grande que necesitamos dárselo también a otra personita.
 
4. Terminar el duelo
 
Nos daremos cuenta que hemos logrado un duelo satisfactorio cuando al recordarlo no solo se dibujen lagrimas en nuestra cara, sino también una sonrisa por el amor compartido durante ese tiempo.
Ya no sentiremos ningún dejo de culpa.
También creeremos en lo mas profundo de nuestro corazón que no hace falta cambiar lo sucedido porque nos sentimos en paz y todo tuvo un sentido lleno de amor.
Un hijo es para toda la vida y una pérdida también. Está en nosotros resignificar el paso de ese angelito por nuestra vida, como así también su muerte.

2 comentarios:

  1. Me encanto lo que escribiste... Gracias por tus palabras!

    Saludos Hope11

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias Hope! espero que te sean útiles. Te mando un fuerte abrazo!

      Borrar