martes, 18 de febrero de 2014

El Jardín de las Delicias

Era febrero de 2010. Sabía que tenía que ocupar mi tiempo y despejar mi mente. Tenía todo el tiempo del mundo: Ya me había dado de baja en la facultad, no aguantaba a nadie y nadie me aguantaba. Llegaba del trabajo y me encontraba sola con el tiempo... muucho tiempo. Pero no podía concentrarme en nada. Y encima tenía una habitación vacía.

Alguna vez había armado un rompecabezas pero llevan mucho tiempo. Eso!! a mi me sobraba!
Fuimos con mi marido a comprarlo. Y elegimos dos: un mapamundi y el Jardín de las Delicias de Hieronymus Bosch.

Pusimos en la habitación una madera del tamaño de una mesa sobre unos puff y una pequeña silla. Comencé armando las imágenes de la derecha y tardé un montón. Pero antes de terminarla ya estaba armando la del centro. Terminé la de la derecha, luego seguí con la del centro y comencé también con la de la izquierda. Al faltar la mitad de la izquierda y un par de fichas de la del centro, un día me levanté y ví que estaban completas... mi marido se había quedo hasta tarde terminándolo.

Aca les paso la foto.


Entonces miré y ví. Cuando comencé estaba en el infierno (obviamente!), después al pasar el tiempo (sanando mi corazón y pasando el duelo) entré en el jardín de las delicias para terminar finalmente en el Jardín del Edén con la ayuda de mi marido.

Me sorprende los mensajes que encontramos en la vida.

Ayer leía que el cuadro se interpreta de izquierda a derecha y está relacionado con el principio y el fin humano. Pero yo fui al revés. Para mi fue un proceso sanador.

Hoy está enmarcado y colgado en nuestra habitación, arriba de la cama - como algo privado, muy nuestro.

 

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